lunes, 25 de agosto de 2014

“que viva mi suegra pero en el más allá”.

Estoy sentado frente a un parque, observando a la gente que transita por ahí. Puedo notar en cada ser humano semblantes diferentes; noto a un tío con el rostro de preocupación como si los productos q trajo a vender a la ciudad no le haya retribuido en nada todo el sacrificio, el desvelo que habían sufrido en la chacra. Luego aparece un tipo con la cara opacado, opacado por la tristeza; expresaba en su semblante el pesar de haber nacido, se notaba que estaba cansado de vivir, tenía el rostro de haber sufrido en más de una oportunidad fracasos inesperados y hay probabilidades que en estos momentos este tipo este camino a suicidarse. Luego llega un gordo, peso pesado, fácil llega a los 120 kilos, pasa por delante mío; tiene el rostro satisfecho, el rostro de haberse comido un cerdo de 15 kilos solito, y no haber dejado ni los huesos, y también de haber recibido una noticia formidable, una noticia que sin duda cambia el ánimo a cualquiera; el sensible (sin duda para él es insensible) fallecimiento de su suegra. Para este tipo la frase “que viva mi suegra pero bien lejos” no es suficiente, para él la frase correcta seria; “que viva mi suegra pero en el más allá”.
Luego de un tiempo sentado en el parque, llegó mi amigo Lucho y nos vamos a comer un rico pachamanca al estilo Huanuqueño con bastante ají, así olvidar la cara del tío triste q perdió todo su inversión, del pata que estaba aburrido de vivir q posiblemente en estos momentos ya esté en la morgue y del gordo q celebraba comiéndose un cerdo de 15 kilos, el viaje al más allá de su suegra.
Un vinito para pasar la papita…salud.

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